Experimento Aleph, Metal, Bogota.
En un día sin fecha ni hora, se reunieron 6 desalineados jóvenes con sus cerebros llenos de pus que tenían sólo una cosa en común; CREAR LA MONTAÑA DE ESTIÉRCOL MÁS BIZARRA ALGUNA VEZ INVENTADA EN EL PLANETA DEL REY MULTIVÁC. Se esforzaron y se esforzaron, pero se dieron cuenta, que era imposible ganarle a la inmensa e infinita montaña de ESTIÉRCOL producida por los otros seres humanos a través de los medios masivos de comunicación "come-intéstinos"; partidos políticos "come-corazones-de-niños", Estados poco interesados en la salud y educación de sus habitantes "mal-informados y desafortunados", multinacionales sedientas de dinero "corrompe-cerebros", dictadores con hambre de poder y con "penes-pequeños", creencias en revoluciones logradas a través de la violencia "no-ayuda-a-nadie", funcionarios corruptos y ladrones "con-hemorroides", y psicópatas contaminantes y ambiciosos "no-beneficia-a-nadie". Es por esta razón que estos cerebros llenos de aquella ?sustancia blanquecina o amarillenta producida por el cuerpo durante procesos infecciosos? llegaron a la conclusión que era imposible ganarle al resto de los seres humanos y por consiguiente decidieron dedicarse a tocar en una banda de metal, que se llamara EXPERIMENTO ALEPH, y allí incitar a la gente a no hacer más popo. Es decir a aguantarse las ganas de cagarla. Entonces: Experimento Aleph cumple un rol primordial al interior de cada uno de los integrantes de la sociedad de consumo y de la metástasis latinoamericana exponencial conjugando la velocidad, la agresividad y la fuerza del metal en su máxima expresión para compartir nuestro punto de vista hacia artículos abstractos y esclavizados de las estructuras decadentes de una sociedad enfermiza, absurda y rodillona. Buscamos un antídoto exquisito partiendo de pensamientos más dementes, y enfocándolos hacia unos mas positivos, irreales y verdaderos (Carajo como me gusta la empanada!!!). Como asunto puntual la música como forma de dicción nos da la claridad para destruir el mundo y poder decir que la escuela colombiana del metal paisajista ha encontrado definitivamente su clara dirección hacia el más puro de los sazones.
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